La Vida

Cuando se ama la vida no pensamos solo en la vida propia o de nuestros familiares y amigos, sino debemos pensar en la vida como una conquista en la que participan todos los seres del planeta y en la que todos y todas estamos comprometidos.

Los seres humanos, nacimos para vivir con sentido. Es decir, somos capaces de entender y comprender por qué y para qué vivir o qué tipo de vida queremos llevar o a favor de qué y de quienes queremos existir.

Nosotros los seres humanos podernos dale sentido a la vida y por tanto podemos cambiarla, podemos hacerla a nuestra manera.

Cada ser tiene una vida individual e independiente, por tanto únicamente se puede vivir la vida propia. Si un ser se conoce a si mismo alcanza la unidad necesaria para proyectarse como es al exterior, creando relaciones interpersonales que ayuden a crecer, tener seguridad y madurez necesaria para enfrentar cualquier problema que se presente. Porque a pesar de que las vidas entre seres se conecten y relacionen no se fusionan ya que el cuerpo está hecho para contener solamente una vida, por tanto cada ser vive su vida nada mas.

La vida está  constituida por el ser, y ese ser es el alma, una fuente inagotable de energía que nos permite existir y se complementa con lo demás que son la esencia de las cosas. Nuestra vida está  compuesta de cosas reales, objetos ideales y valores y el existir es lo que hay y esta, pero el único que puede explicar nuestro existir es Dios. Y aunque yo creo que después de una vida hay otra vida hasta el momento no hay conclusiones posibles y pasar  mucho tiempo para poder entender la verdad de lo que representa la esencia de las cosas, lo que representa la vida misma.

Es importante recalcar que la naturaleza humana es muy distinta a la naturaleza de las plantas y árboles. De hecho existen tres tipos de naturaleza que tienen estrecha relación con la imanencia de cada ser; esta la naturaleza intelectiva (de los humanos), sensitiva (de los animales) y vegetativa (de las plantas). Es por ellos que el ser más perfecto y a la vez más perfectible es el ser humano, gracias a su naturaleza intelectiva que puede combinarse con la sensitiva.